El
triunfo de Donald Trump en las elecciones estadounidenses puede verse
como una victoria de viejas ideas proteccionistas. De hecho, cuando
era candidato, se mostró abiertamente en contra de los tratados de
libre comercio. Esto sin mencionar sus desafortunadas declaraciones
con tendencias racistas y misóginas.
Durante
más de una década, nuestro país vivió virtualmente aislado del
mundo y del comercio internacional. La falsa idea de que es posible
“vivir con lo nuestro” mostró su fracaso al permitir industrias
protegidas y consumidores desamparados. Con productores acostumbrados
a poca competencia, agobiados por una fuerte presión impositiva y
costos laborales disociados del concepto de productividad, los
mayores costos se tradujeron en productos caros y pocas alternativas
para el consumidor.
La
pobreza, mayor al 30% de la población, tiene mucho que ver con esto,
sin restarle ese triste mérito a las políticas clientelistas. Aún
habiendo disfrutado de un boom de consumo que estaba adulterado
artificialmente por subsidios a costa de reservas e impuestos altos.
¿Porqué
no se financió ese consumo de otra manera? Bueno, precisamente
porque estábamos aislados del mundo comercial y financiero. Y lo
estuvimos justo en la época en que el dinero fue “barato”. Es
decir, tasas de interés bajas y estables, además de una creciente
integración comercial entre países. Esto produjo que países como
China e India comiencen a sacar gente de la pobreza y a consumir más.
Al
comienzo del gobierno de Macri, la visita de Obama fue clave en el
sentido de apoyo a la apertura argentina. La Liberación del cepo, la
eliminación o reducción de retenciones a las exportaciones y el
sinceramiento del tipo de cambio tendían a esa apertura. También el
anuncio de permitir importaciones.
¿Qué
tiene que ver esto con la pobreza en Argentina? Todo. Para luchar con
la pobreza podríamos darle directamente dinero a la gente para que
cubra sus necesidades básicas sin pedirles nada a cambio. El
problema es que no tenemos margen de maniobra con el alto déficit
público actual. Dicho sea de paso, ese déficit (que no mermó ni
tampoco lo hará en el 2017) está siendo financiado con deuda barata
en… ¡los mercados internacionales de crédito! No olvidemos esto.
Otra
posibilidad para erradicar la pobreza es generar trabajo (chocolate
por la noticia). Y una manera genuina de hacerlo es aumentar la
producción (más chocolate). Pero para aumentar la producción
necesitamos… ¡mercado! (toneladas de chocolate). Así se entendió
cuando, a principios de año los tucumanos comenzaron a venderle
limones justamente a Estados Unidos; o los furgones Mercedes Benz que
empezamos a exportar a ese país y a Canadá. Las posibilidades
podrían ampliarse a la industria olivícola.
Entonces,
la Argentina productora necesita
acceso a los mercados. Esto, junto con algunas reformas necesarias
(pero que exceden el tema de este artículo) son la vía legítima
para generar trabajo.
¿Y
los consumidores? Más apertura genera mayores opciones para elegir y
por supuesto, más competencia en calidad, precio y financiación.
Todas ventajas para los compradores. Y si no me creen, vean cómo los
argentinos van a Chile a comprar barato.
¿Y
Trump? Si hace realidad sus intenciones proteccionistas,
internacionalmente podrían aumentar las tasas de interés y el dólar
(¿recuerdan que nos habíamos endeudado?) y cerrar o limitar el
comercio (¿recuerdan que habíamos empezado a venderles?). Había
una fiesta y estaríamos llegando tarde.
Entonces
¿porqué quieren abandonar el libre mercado los votantes de Trump?
La respuesta subyace en el perfil del votante que le dio la victoria:
industriales blancos que ven amenazado su trabajo por un mundo cada
vez más integrado y en el que la economía del conocimiento aporta
más valor que lo manual. El precio de un teléfono celular o un jean
se forma con hasta un 40% de mano de obra y materiales y el resto es
costo de marketing, comercialización y venta. Innovación, que le dicen. Los brotes racistas y
el temor al extranjero que les “roba” el trabajo, completan el
combo de la victoria republicana. Algo parecido al brexit.
Parece
curioso que Trump, quien hizo su fortuna en el sistema capitalista,
reniegue de él. Parece mentira. A lo mejor fue mentira, para ganar
ese voto frustrado.
Y
si no lo fue, el congreso seguramente va a actuar como límite a
medidas autoritarias y sobre todo a las que afecten la relación
internacional de Estados Unidos, con compromisos ya contraídos y
acuerdos firmados. Los demócratas no dejarán que anule todo eso.
En
síntesis, el mantenimiento de la apertura estadounidense es uno de
los factores importantes aunque no el único, claro está, para que
Argentina produzca, exporte y genere trabajo y consumo genuinos y no
artificiales. Eso si: no olvidemos que una mayor integración
requiere mayor capacitación de nuestra gente, producto de las
exigencias de la competencia. De nosotros (y no sólo de Trump)
depende.
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