No
existe el destino.
Cuando
tomamos decisiones cambiamos una parte de nuestro futuro.
Esas
decisiones pueden estar influenciadas por el pasado o condicionadas
por el presente, pero siempre tendrán alguna consecuencia en el
futuro.
Es
común preguntarnos “¿qué hubiera pasado si...?” , pero
lamentablemente los viajes en el tiempo todavía no son posibles en
la práctica, por lo que nos queda únicamente la especulación.
En todo
caso, si al elegir la opción “A” o “B” (o “H”, o “M”,
o...) creamos una desviación en nuestra historia de vida, nunca nos
enteraremos si con ello hemos generado un universo paralelo1
(el cual solo serviría
para dar solución teórica a una eventual paradoja temporal2).
Aún
así, nuestra elección no es suficiente para modificar todo nuestro
futuro, ya que existen al menos dos cuestiones más que amplifican o
reducen los efectos de nuestras decisiones presentes. Por un lado,
tenemos las decisiones de otras personas que de alguna manera se
vinculan con nosotros mismos y/o con los hechos que dependen de otras
variables (y no solamente de lo que nosotros decidamos). Además,
existe la posibilidad de que surjan “cisnes negros”3
que dejen sin efecto o que, por el contrario, otorguen mas
importancia a nuestra elección, haya sido esta estudiada o tomada al
azar.
Si bien
la ciencia ficción es quien más se ha ocupado de tratar estas
posibilidades de viajar en el tiempo y cambiar ciertos
acontecimientos, la literatura y la cultura en general también
abordan el tema, aunque de una manera diferente, según el caso. Los
personajes de las obras literarias transitan por lugares que el autor
conoce o que desearía o cree conocer. Y crea para ellos un universo
con elementos conocidos, pero con circunstancias y consecuencias
desconocidas, embarcando al lector en esta aventura imaginaria,
consciente de la ficción que está leyendo pero manteniendo en su
mente la posibilidad de una real ocurrencia e incluso planteándose
que “si yo hubiera estado ahí...”.
Creo
también que otras manifestaciones artísticas como la pintura, la
escultura, también encierran la visión del artista imbuida de
pasado y presente, pero enfocada hacia el futuro. En este caso el
futuro visto como obras que trascienden al autor y su época y
transportan su visión contextual a otros tiempos.
Nosotros,
los artistas de nuestra existencia, deberíamos (creo yo) aprender de
nuestro pasado, pretender un futuro sin depender exclusivamente de
ello y decidir fundamentalmente pensando en nuestro presente, con las
múltiples conexiones afectivas y físicas del mundo que nos rodea y
sus implicancias en nuestra vida actual.
Vive
el presente, es lo único que se puede vivir. Lo demás sólo se
sueña o se añora.
Referencias en Wikipedia:
1
Universos
paralelos es el nombre de una hipótesis
física,
en la que entran en juego la existencia de varios universos
o
realidades relativamente independientes. El desarrollo de la física
cuántica,
y la búsqueda de una teoría
unificada (teoría
cuántica de la gravedad),
conjuntamente con el desarrollo de la teoría
de cuerdas,
han hecho entrever la posibilidad de la existencia de múltiples
dimensiones
y
universos
paralelos
conformando un multiverso.
2
La
paradoja surge porque el estado actual del mundo está determinado
por sus estados anteriores, de manera que cambiar uno de estos
estados propaga incontroladamente efectos hacia el estado actual. El
viajero del tiempo debería conformarse únicamente con formar parte
del pasado, sin intentar cambiarlo.
3
La
Teoría del Cisne Negro o Teoría de los Eventos del Cisne Negro es
una metáfora
que
encierra el concepto de que cuando un evento es una sorpresa (para el
observador) y tiene un gran impacto, después del hecho, este evento
sorpresivo es racionalizado por retrospección.
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